Los Apostoles

SANTIAGO EL MAYOR: DEL ENTUSIASMO AL TESTIMONIO SUPREMO

Santiago el Mayor, hermano de Juan e hijo de Zebedeo, fue uno de los tres discípulos más cercanos a Jesús, junto con Pedro. Aparece en los Evangelios como un apóstol fervoroso y apasionado, llamado por el Señor mientras pescaba en el mar de Galilea. Su prontitud en seguir a Cristo lo llevó a experimentar momentos únicos, como la Transfiguración en el monte Tabor, donde contempló la gloria del Maestro, y la agonía en Getsemaní, donde fue testigo de su sufrimiento. Estos episodios, aparentemente opuestos, le enseñaron que la verdadera gloria de Cristo pasa por la cruz y el sacrificio.

La maduración de su fe culminó en Pentecostés, cuando recibió la fortaleza del Espíritu Santo. Su testimonio cristiano lo convirtió en el primer apóstol mártir, dando su vida por Cristo bajo la persecución de Herodes Agripa en el año 44 d.C. Según la tradición, su predicación lo llevó hasta España, y su sepulcro en Compostela se convirtió en uno de los principales centros de peregrinación de la cristiandad. Por ello, se le representa con el bastón de peregrino y el rollo del Evangelio, símbolos de su misión apostólica y del camino espiritual del cristiano.

Santiago nos deja una enseñanza profunda: la disposición a seguir a Cristo con entusiasmo, la humildad para aceptar el camino de la cruz y la valentía para dar testimonio de la fe, incluso hasta el martirio. Su recorrido, desde la Transfiguración hasta Getsemaní, refleja la peregrinación de todo cristiano, entre las pruebas del mundo y la certeza del consuelo divino. Siguiendo su ejemplo, podemos caminar con confianza, sabiendo que el seguimiento de Cristo nos lleva por el verdadero camino, aun en medio de las dificultades.

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