Iglesia Primitiva

TERTULIANO: UN MAESTRO ENTRE LA FE Y LA INTRANSIGENCIA

La figura de Tertuliano nos interpela todavía hoy. Este africano de gran genio, primer teólogo cristiano en lengua latina, supo expresar con fuerza tanto la riqueza del mensaje cristiano como las exigencias radicales de una vida coherente con la fe. Su pensamiento, marcado por la pasión apologética y un agudo sentido de la verdad, ayudó a moldear el vocabulario teológico de Occidente, especialmente en lo referente a la Trinidad y a la naturaleza de Cristo.

Sin embargo, su historia también nos ofrece una advertencia: la fe, para ser plena y fecunda, debe vivirse dentro de la comunión eclesial. Tertuliano, con su tendencia al rigorismo y su búsqueda absoluta de pureza, acabó separándose de la Iglesia y uniéndose al montanismo, una secta que pretendía vivir un cristianismo más exigente, pero que perdía de vista el don de la misericordia y el perdón que Cristo ha traído a todos. A pesar de este desenlace, su obra sigue siendo un testimonio valioso de una época en la que la fe cristiana comenzaba a dialogar con el mundo grecorromano, transformándolo desde dentro.

Su célebre afirmación —“la sangre de los cristianos es semilla”— resume con vigor una convicción que ha atravesado los siglos: que el testimonio fiel, incluso en la persecución, no es en vano. Nos invita a mirar con esperanza al futuro, sabiendo que, como decía el mismo Tertuliano, “el futuro es de Dios”.

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