• Laudes y Visperas

    EL SALMO 120: UNA CONFIANZA INQUEBRANTABLE

    Hoy comenzamos con las catequesis dedicadas al comentario de los Salmos y cánticos que componen las Vísperas, retomando el ciclo iniciado por el Papa Juan Pablo II. Iniciamos con el Salmo 120, un «cántico de las ascensiones», que nos invita a reflexionar sobre nuestra peregrinación hacia el Señor.

    Este salmo destaca por su mensaje de confianza. Se repite seis veces el verbo hebreo shamar, «guardar» o «proteger», para describir a Dios como el centinela siempre atento que nunca duerme. El orante eleva su mirada hacia los montes, simbolizando tanto la presencia de Dios en el templo de Sión como las tentaciones representadas por los santuarios paganos. Sin embargo, el salmista reafirma su fe en que el auxilio verdadero proviene del Señor, el creador del cielo y de la tierra.

    El Salmo emplea imágenes poderosas: el guardián que vela para evitar que el pie resbale, la sombra protectora durante el calor del día y el defensor que permanece siempre a nuestra derecha. Incluso en las noches de nuestra vida, cuando enfrentamos oscuridad y peligros, el Señor está presente, protegiéndonos con amor y cuidado.

    Barsanufio de Gaza, un asceta del siglo VI, utilizaba este salmo para consolar a quienes enfrentaban pruebas y tribulaciones. Con sus palabras, nos recuerda que Dios guarda nuestras vidas «ahora y por siempre». Este salmo es una invitación a confiar plenamente en el Señor, quien vela por nosotros en cada momento y situación.